jueves, 9 de octubre de 2014

Mañana


          Si bien su grito sordo no despertó a nadie, pues no había a quien despertar allí, el Buitre que sobrevolaba la grotesca escena graznó, augurando el futuro del cadáver que tendido se encontraba en el suelo. Esperanza reposaba en su charco de sangre, inmóvil y con ojos abiertos; ojos vacios, sin mirada ni espíritu, paralizada para siempre en la oscura noche. La Luna iluminaba sus rubios cabellos, que poco a poco se teñían de rojo, y se aterrorizaba a cada segundo ante el miserable acto perpetuado por Soberbia, que ahora limpiaba con su pañuelo de seda blanco la empuñadura del bastón que manchado de sangre se encontraba. Con sumo cuidado, con suma delicadeza, eliminaba las gotas del humor rojo de Esperanza, contemplándolas, adorándolas, acercándolas incluso a su fina nariz para inspirar con tremendo goce y lujuria el aroma de éstas.

          Sinceridad temblaba a su lado, horrorizada como la Luna y como ella estupefacta, sin poder apartar la mirada del cuerpo sin vida de su compañera. Soberbia examinó por última vez el baston y sonrió. Impoluto como él habia quedado. Sin descansar ni un segundo su mirada sobre Esperanza, alargó el bastón y se lo entregó a su pareja, que seguía siendo incapaz de pensar en otra cosa que en aquellas bellas facciones, en aquel bello cuerpo que ahora descansaba sobre la árida arena, formando una figura grotesta y siniestra. Soberbia sonrió y después miro al Buitre.

Como el Buitre devorará sus carnes,

ella devoraba tus ideas y aspiraciones.

Como la Luna ilumina la escena,

yo vine a entregarte más verdad que ella.

No lamentes lo que siempre quisiste

pues ahora tienes más que nunca:

la libertad de no tener cadenas,

de no esperar de la vida

ni glorias ni condenas.

          Sinceridad cayó sobre sus rodillas y sollozaba en silencio, mientras Soberbia miraba al cielo como sólo él sabía hacer. Con infinito desprecio hacia la creación de Dios empezó a reir, y continuó su cántico. 

Nunca nada pudiste hacer

pues tu naturaleza es sólo decir

lo que sientes, y nada cambiar.

Si ahora te entrego las llaves,

¿por qué lloras frente a la libertad?

          Los llantos de Sinceridad se apagaron de pronto, y con ello su temblor cambió de padecer. Apretó los dientes, los puños, el alma, y se levantó, con la cara empapada pero el corazon ardiente. Miro a Soberbia como nunca había mirado a nadie, y comenzo a gritar anegado en su furia.

¡No entendiste nada y nunca entenderás!

No quiero nada si no se puede esperar.

¡Ella lo era todo, no podía pedir más!

Si bien raíz y fruto del sufrimiento

¡Esperanza me aventaba cada mañana!

Tú no entiendes, y estás muerto como ella,

y en tu infinita tristeza me arrebataste

la única fuerza que me quedaba.

          Soberbia no tiene más expresión que su sonrisa burlona, y con ella en la cara miraba los ojos vidriosos de su compañero. Volvió a mirar al cielo, al Buitre y a la Luna. Aquel graznó contento y la Luna pareció darle la espalda.

Habrá que cambiarte el nombre

si tal es la verdad que escondes.

¡Oh, Sinceridad y Esperanza!

Preciosa pareja, increíble matanza.

Nunca fuiste muy inteligente,

pero ahora adquirirás ese Don.

¡Buenas noches, Sinceridad!

Hasta nunca, a descansar,

ya no se te necesita

en este mundo
que llamaremos 'del Mañana'.

          Y así el Buitre descendió a comer la carne de Esperanza, dejando de ella sólamente la sangre roja de su espíritu, que la Tierra bebió, cambiando así para siempre, quedando de Esperanza tan sólo su recuerdo. Y así, por influjo de la sonrisa macabra de Soberbia y de su impuro acto, Sinceridad se convirtió en Cinismo, el Buitre graznó de alegría, y la Luna lloró con las estrellas detrás de las nubes.

1 comentario:

  1. Bueno bueno, acabo de descubrir este blog y leer unas cuantas entradas, y la verdad, descubro a un gran narrador!

    Este minirelato me ha puesto los pelos de punta, aun más por la personificación de esas cualidades... creo que es una idea fantástica para exaltar lo que quieres transmitir. Muy buen trabajo; desde luego logras lo que pretendes

    ¡Algún comentario más por ahí va a caer!

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