lunes, 13 de octubre de 2014

Cordura


           Hilo a hilo se deshilvana. Primero una sonrisa extraña, después una carcajada traicionera, finalmente una mirada divertida y compasiva. Del mismo modo que se gestó y nutrió durante tanto tiempo, ahora, poco a poco, se deshilacha: y es que no se trata de destruir un bordado, que bien fácil sería: fuego y fuerza. No, se trata de algo bien distinto: con quizá más sutileza que la necesaria para formarlo; aplicando pequeñas presiones en grandes idiosincrasias; estirando un poco del narcisismo, otro tanto de la paranoia, y sin olvidar jamás las neurosis; con mirada de sastre manteniendo todo en (des)orden.

           Hilo a hilo, neurona a neurona, idea a idea: pronto la estructura habrá cedido y sólo quedarán de ella escombros; éso sí, escombros perfectamente definidos, no irregulares e informes como cuándo destruimos un castillo, si no más bien, y como ya hemos dicho, finos hilos. ¡Finos hilos que en su conjunto formaban lo único que había en nosotros! Y de ellos todo queda todavía, pero separados de sus hermanos, de su eterno abrazo, ya de nada servirán y nada podrán ser.

           Hilo a hilo se deshace, y para deshacer tuvo que formarse primero; y es que así es el estado natural de las cosas: el Monstruo sólo aparece cuando las fibras no encuentran a sus camaradas. Costuras rotas dejan escapar fantasmas nocturnos; y enfermedades recursivas, mezcladas con la curiosidad, hacen que hurguemos frenéticamente en dicho agujero; y con ello, una vez más, el mantel desune sus conexiones, que tanto valor tenían.

           Hilo a hilo; y cada vez tengo más ovillo que encaje. Ovillo que antaño fue mi yo, mi ser, mi esencia; encaje que es lo que queda de ello. Desestructurado, como tantos filósofos del siglo XX nos querían ver, y sin formas en la consciencia, me tambaleo buscando una costurera que reponga mi cordura. '¡Unos pequeños parches aquí y allá!' grito por los pasillos de la Facultad, de mi casa, en la ciudad. Y como el loco que busca a Dios con su linterna a plena luz del día, deambulo con aguja e hilo, inconsciente de ser yo mismo quien deshace todo encaje, convirtiendo cordel en locura.

No hay comentarios:

Publicar un comentario