lunes, 24 de octubre de 2011

Mi adolescencia alertargada

          Por diversas razones y situaciones, en parte elegidas, a lo largo de mi vida decidí ser más mayor de lo que realmente era. Nunca supuso un grave problema, pues pude relacionarme correctamente con gente mayor que yo y desarrollar interés por temas quizás distintos. Todo ello lo considero un regalo que mi persona pudo otorgarme. Jamás cambiaría algo así, pues me permitió conocer mundos distintos a los que no hubiese optado de otra forma.

          Pese a ello hay una insalvable consecuencia, dada por la diferenciación que generas con la gente de tu edad. Ocurre que te saltas "periodos" de tu vida, etapas que todo el mundo ha pasado y que, aunque quizás algo infantiles, parece que tienen su gracia. Nunca supone un gran problema, ya que has tomado las riendas de dicho destino, pero siempre es algo de lo que te percatas.

          Ahora bien, ¿se puede escapar al ciclo del aprendizaje? Me refiero, toda etapa en la vida tiene su sentido a la hora de formar a la persona. Unas más que otras, claro está, pero en todas subyacen unas ideas que nos permiten evolucionar como individuos. Por lo tanto, cualquier perdida de situaciones conlleva una decadencia de nuestras posibilidades. ¿Significa esto que una etapa perdida no es recuperable? Para nada.

          Podemos tomar las actitudes que deseemos frente a la vida, y no llevar el mismo "ciclo existencial" que el resto. Porque no dudo que dicho ciclo normal beneficie a muchas personas, pero no tiene por que ser el mejor para ti. Y además, esto tiene una enorme ventaja.

          El vivir una misma etapa que los demás pero en otro momento, te otorga una visión más objetiva de la misma. Eres capaz de desarrollarla en un mayor grado de conciencia, disfrutarla más y sacar más provecho de ella. El aprendizaje se adquiere mejor si se sigue un sistema, y en la vida no es diferente. Si tú eres consciente de por qué estás en una situación y no en otra, podrás moverte mejor en ella. En cambio si tan solo la vives porque la masa coincide en ese instante, siempre estarás más perdido.

          Mi experiencia personal reside en que mi adolescencia aletargada, la se cual mantuvo mucho tiempo al margen, aparece ahora con toda su exaltación del yo, el gregarismo, el hedonismo, la tontería, etcétera, y está siendo vivida de una manera mucho más consciente, racional y consecuente que de ningún otro modo. Mi conocimiento previo y la observación de gente que ha vivido esta misma situación me permite elegir hacia donde encaminarla, en qué invertir energía. Esto se extrapola a cualquier tipo de orden, donde vivas tu vida del modo que consigas más de cada situación, evitando siempre eliminar ninguna.

          Cada persona tiene su sistema, su forma de hacer las cosas y de evolucionar. No se puede coartar una mejor evolución por querer poner las cosas en un determinado orden. El único compromiso existente es el de ser mejor persona.

domingo, 16 de octubre de 2011

Los Agentes Morales

          "Ese sistema es nuestro enemigo. Pero cuando entras, ¿qué ves? Hombres de negocios, profesores, abogados, carpinteros... Son las mentes de los mismos que intentamos liberar, pero hasta que no lo hagamos, forman parte de ese sistema, y eso hace que sean nuestros enemigos."

          Los Agentes son programas que pueden entrar y salir de cualquier software conectado a Matrix. Es decir, cualquiera que no haya sido desconectado puede ser uno de ellos.

          Esto nos propone un interesante concepto filosófico, como casi todo en Matrix.

          Cada persona tiene su moral. Todos alegan haber trabajado mucho en la suya, y ser muy estrictos con ella. La gente se plantea continuamente qué cosas están bien, cuales mal, que harían en una determinada situación, etc... Sin embargo, toda suele reaccionar igual hacia un mismo suceso no cotidiano, poco convencional o extraño. Siempre es lo mismo: incomprensión, rechazo. La gente, por mucho que alegue a la construcción de su propio código moral, después ante la novedad se atañe a lo convencional.

          ¿Qué ha ocurrido ahí? ¿Por qué esa reacción moral hacia algo que no has entendido? ¿Evidencia falta de compromiso con el código moral de cada uno o, simplemente, debilidad? ¿Acaso no son lo mismo?

          Realmente no es algo que se le pueda echar en cara a nadie, pues toda persona que no esté desenchufada de Matrix no puede hacer nada contra ello. Son los "Agentes Morales", que cuando no sabemos como actuar hacia algo chocante, o cuando hay una fuerte imposición social, toma el control de nuestro cuerpo y nos hace actuar "como es correcto".

          Aunque pudiese criticar que toda norma social está mal, no van por ahí los tiros. Los Agentes son necesarios, pues nos salvaguardan ciertas situaciones. Sin embargo, el problema aparece cuando el Agente realiza algo que choca con nuestro propio código. Es decir, cuando nuestro Agente nos traiciona a nosotros mismos.

          Este agente es capaz de juzgar actos de una manera diferente a como habríamos obrado nosotros, si no contraria. Incluso puede luchar contra algo que nos gusta, que aceptamos o que nos nutre. Dichos Agentes pueden volverse nuestros enemigos.

          No podemos olvidar que esto no es Matrix, y que tan solo nosotros somos culpables de que los Agentes tomen el control de nuestra "interfaz gráfica". Si olvidamos ser justos, sinceros y consecuentes con nosotros mismos, entregamos nuestra existencia a todo tipo de Agentes que poco o nada tendrán que ver con nosotros. Nos fallamos a nosotros mismos.

          Hemos de luchar por evitar que los Agentes nos traicionen, y esto tan solo se puede conseguir eliminándolos; tratar de liberar al mayor numero de personas de sus "Agentes Morales", pues han de ser ellos mismos los que determinen sus acciones, no algo impuesto; transformar aquellos Agentes cuya destrucción sea inviable socialmente.

          Nuestra libertad está por encima de lo que Matrix nos diga.

          "¿Estás escuchándome, Neo? ¿O estás mirando a la mujer del vestido rojo?"

martes, 11 de octubre de 2011

Libertad evolutiva

Tengo que aceptar un paradigma en el que tomar decisiones, vivir una vida, ser yo mismo, implique que tengo libre albedrío.

Esto en si mismo puede suponer una falacia, dado que somos seres biológicos con unas determinadas características, hemos crecido en un determinado entorno y estamos sujetos a unas leyes físicas. Todo parece abocado al total mecanicismo, en el que poco o nada importa quienes seamos nosotros o cuales sean nuestros pensamientos. No podemos considerarnos más que una ingeniosa obra de la evolución, en la que sagazmente se introdujo la idea de libertad para que sus individuos pudiesen desarrollarse óptimamente. Y ahí está el quid de la cuestión.

Todo lo anterior es completamente cierto, y no podemos dudar de la biología, de la física o de la antropología.

Pero una cosa no quita a la otra, ya que fue la evolución la que nos dotó de nuestro idiosincrático individualismo, de nuestra realidad personal, características de las que carecen el resto de animales. Curiosamente, somos también la especie que ha proliferado de una manera más que exponencial y óptima, sin duda siendo la raza humana la que menos dificultades tiene para la supervivencia, en el sentido estricto de la palabra. Es decir, necesitamos de nuestra personalidad para desarrollarnos como el tipo de animal que somos, y también contamos con que la especie humana es la más desarrollada culturalmente.

Tampoco podemos olvidar la enorme importancia de la cooperación. La gran habilidad del ser humano para interrelacionarse con sus congéneres, con el propósito de evitar el mayor mal posible, también nos ha permitido evolucionar en conceptos que van más allá de la manada. Pero no podemos olvidar que si hemos desarrollado tanto dicha capacidad de trabajo en grupo, que por supuesto también poseen los animales, es por el hecho de querer siempre aspirar a más de lo que se es. Y esto, sin lo anterior, es imposible.

¿A donde quiero llegar?

Bien, parece claro que para desarrollar una sociedad evolucionada culturalmente necesitamos de individuos libres, individuales, pero con un fuerte sentimiento de cooperación y trabajo en grupo. De acuerdo, pero, ¿no choca esto con la premisa de que somos unos individuos completamente atados a nuestra realidad? ¿Por qué de repente tenemos que adjuntar la supervivencia del ser humano a la personalidad de sus individuos? ¿Pero que clase de locura es esta?

Tan sencillo como que necesitamos de la libertad para existir. Nuestras decisiones, en instancia última, serán tomadas por nosotros mismos, y nada es capaz de evitar eso. Es cierto que somos un cumulo, un batiburrillo de diferentes mixturas, y esto no tiene por que quitarle sustancia al asunto. Todo lo contario: no está nada claro que seas libre, por lo que has de esforzarte por conseguirlo. Has de luchar en cada momento contra ti mismo, para querer realmente lo que quieres, para ser realmente lo que eres.

La libertad ha de ser un error en las premisas que tenemos que admitir por el mejor funcionamiento del sistema. Una evolución biológica: un fallo que termina siendo positivo.

viernes, 7 de octubre de 2011

La esperanza como lastre

Continúa el transcurso de los días, y la sentencia se hace cada vez más patente: no hay ni prisa, no hay perdón. La expectación y las ansias de vivir se ocultan bajo un inquieto pecho que palpita al son de las metas que uno se plantea. Observo mis planes y sistemas, y sonrío agradecido por la suerte que tengo de poseerlos. Observo mis objetivos y anhelos, y no puedo evitar que una sonrisa macabra cubra mi rostro, un ritmo nervioso se introduzca en mi y me haga vibrar cual maniático. Y sonrío, porque nada me hace más feliz que exigirme.

Me alegra, me hace rebosar de felicidad, no necesitar ninguna esperanza, poder prescindir de ella. No tengo por qué esperar nada del momento inmediato. No tengo que preocuparme de conseguir lo que me propongo. No, por lo menos, si quiero hacer las cosas bien. Y esta vez no habrá fallos. No habrá lagunas. Como una perfecta sucesión de fichas de dominó, el plan se ejecutará y derribará el último elemento. Sólo entonces podrá haber sitio para la esperanza.

¿De donde viene la estúpida importancia de este lastre biológico? ¿Nadie se dió cuenta de que nos hace actuar por debajo de nuestras posibilidades? La esperanza nubla nuestra vista, nos introduce en una penumbra donde vemos una realidad mejorada, que nos gusta más. Pero no son más que ilusiones. La esperanza no es más que un sesgo cognitivo para evitar que el débil vea la problemática que se le viene encima. La esperanza nos hace sentarnos en el sofá, nos vuelve dóciles, decadentes. Y entiendo que sea una cuestión evolutiva, un mecanismo de supervivencia, pero esto no puede frenarnos a la hora de buscar métodos mejores.

Tan sólo liberados de todo pensamiento enaltecedor, sintiéndonos llenos tan sólo de lo que realmente somos, y no de lo que deberíamos ser, tendremos libertad para actuar con todo nuestro potencial. Si no te conoces a ti mismo, ¿cómo vas a cambiar nada?

Este vacío es vital para el desarrollo del sentimiento reproductor, del instinto creador; de nuestro genio. Si consideramos que desde el punto en el que estamos no podemos más que empeorar, la única salida que no sea pura descomposición será aquella que se preocupe de devorar todo lo que pueda para nutrir a su creador. La única salida digna será conseguir y construir todo aquello que uno se proponga, por el simple hecho de que has de subsanar todo el marchitamiento de la existencia con aquello que tú deseas.

Pero jamás podrás conseguirlo si no abandonas toda esperanza en ello. No tienes suficiente fuerza para saltar el precipicio si consideras que hay una alternativa mejor.

lunes, 3 de octubre de 2011

Sobre Nietzsche y la filosofía

(Extraído de una conversación con Joan Palacios, compañero matemático)


No entiendo la postura de afirmar que "muere la filosofía" llegados al punto en el que concebimos que nada es verdad. Ahí donde la relatividad, la subjetividad de los actos y las personas que los observan es tal, que elimina la probabilidad de encontrar algo cierto en la existencia; no lo veo.

Llegados a este punto tenemos todo lo contrario. Tenemos frente a nosotros una cantidad ingente de estímulos, de todo tipo, que nos hace darnos cuenta de la inexistencia de un punto de referencia acertado (o la existencia tan solo de puntos de referencia equivocados). Lo que nos queda es la inconmensurable, pero satisfactoria tarea, de tener que elegir qué hacer y qué desechar: pero siempre considerando que, hagas lo que hagas, no será lo correcto. ¡Ni mucho menos!

Es una tarea mucho más difícil, ardua y heterogénea (haciendo referencia a Leibniz y su optimismo) que considerar que realmente hay algo, y que en función de esa sustancia metafísica hemos de basar nuestra existencia. No. Es mucho más gratificante sentir que tú has creado el mundo que te rodea. Y con ésto me refiero a elegir la gente con la que vas, lo que estudias, tu moral, tu sistema de valores, tu forma de actuar, pensar, tratar a la gente, etc... Todo eso tendría una mayor diversidad, ya no sólo en uno mismo, sino en la sociedad, si la gente tratase más a menudo de crear su propia historia, y no subyugarse tanto a los estímulos que les rodean.

Nietzsche es todo lo contrario a descartar opciones. Se trata de quedarse con la mayor gama, independientemente de su valor de verdad, y de este modo poder experimentar al máximo todas ellas, quedándote con la que, dentro de tu infinita individualidad, te ayude más a evolucionar. Por otro lado, no se trata de imponer tu conocimiento en ningún momento, y Nietzsche reitera continuamente que cualquier punto de vista, si uno tiene razones para sostenerlo, es correcto.

Es correcto, por lo menos, para dicho individuo.

Nietzsche en ningún momento trata de decir que su postura sea la "verdadera", ni mucho menos; rehuye de términos tan mundanos. Nietzsche lo que defiende es que él, con un sistema completamente distinto del que conoció, consiguió evolucionar en los campos que él quiso evolucionar (exceptuando las mujeres, aunque también hay que recordar la profunda misoginia de Nietzsche). Con esto lo que quiere decir es que cada uno hemos de buscar nuestro propio camino, nuestra máxima individualidad, sin importar como sea ésta, pero siempre en busca de la elevación de nosotros mismos.

Nietzsche tampoco defiende su postura como algo metafísico, como una explicación que trata de dar sobre la realidad, sino como una postura que trata de revelar tu identidad, la realidad personal de cada uno. No tiene nada de Ciencia, así que no se puede mezclar con la Ciencia.

Socrates era un decadente. No puedes negar que no sabes nada. Sabes cosas. Lo qué no sabes es si esas cosas son correctas o no. Como no puedes llegar a un patrón que te permita valorar la certeza total o no de un paradigma, para mí, lo más inteligente, es quedarse con TODOS los paradigmas, y eliminar tan solo aquellos que sean perjudiciales para ti. Mientras no nos perjudique, un paradigma no tiene por que dejar de ser verdadero.

Recalco que yo hablo continuamente de la búsqueda de una realidad personal, intrínseca a uno mismo, que trata sobre como ha de actuar uno con los demás y por qué, y no de una realidad sensible que diferentes sujetos puedan interpretar por igual. Para éso ya tenemos la Física, y en general la Ciencia, pero ahora estamos filosofando.

domingo, 2 de octubre de 2011

Hablando a la mediocridad

          El nivel de la gente a la hora de razonar, discernir o discutir, es muy poco elevado. Cuando tratas de establecer con ellos algún tipo de relación intelectual, o tratas de hablar de algo diferente, extraño, nunca acaban de entender el por qué de la conversación. Como perdidos en un bosque de conceptos que no quieren entender, tratan de llevar siempre las conversaciones a su parcela, olvidando el carácter objetivo de la observación y el análisis. Todos sus problemas se verán reflejados en sus argumentos. Y cuidado con darle a entender que su juicio esta nublado por terceras causas, pues seguro que saltarán chispas.

          Esto, sin embargo, será de lo mejor que nos podremos encontrar cuando hablemos con alguien mediocre, ya que otra opción muy de moda entre ellos es negar la utilidad de dichos conocimientos, conversaciones, especulaciones y divagaciones en general. Ellos lo único que quieren es conversación insustancial, contra la cual no tengo nada. Incluso la considero necesaria para el buen desarrollo de la persona, pero lo que es irritante es que traten de convertir las conversaciones que no son así en banalidades, como para intentar demostrar que no tiene ningún sentido el saber y que lo único importante son las tonterías.

          Si quieres conseguir que presten un mínimo de atención, tendrás que maquillarlo todo con bonitos conceptos, o medias verdades, para que puedan ver un fín directo en el conocimiento, siendo siempre incapaces de encontrar la belleza y finalidad en el concepto. Tiene que ser más una narración que una explicación. Con esto se hace, evidentemente, mas difícil la transmisión de ideas.

          ¡Pero todavía tenemos un comportamiento más deplorable que todos los anteriores! En los anteriores, el sujeto, al menos, ha tratado de seguir la conversación, aunque sea siempre cayendo en los mismos errores. Por lo menos, dentro de su paradigma, se ha esforzado.

          Existe otra calaña, mucho peor que las dos anteriores, que no es otra que la gentuza "Eh, no me ralles", con todas sus variantes y formas, donde puedes añadir palabras como tio, nano o loco.

          ¿Que querrá expresar con ello tal submundo? Aceptar que no está a la altura de la conversación: no puede esforzarse en pensar. Lo único que admite es no querer saber nada de eso. La admisión de la ignorancia. La ignorancia como parte intrínseca de ellos.

          Darse cuenta de todo esto es mucho más gracioso cuando después, dices una tontería, una gilipollez, un troll, y la gente salta como verdaderos caballeros, luchando a capa y espada por la verdad, la justicia y el bien. Recalcan la estupidez de tu afirmación y lo anormal que tienes que ser para decir algo así. Sólo opinan, o juzgan, cuando lo pueden hacer contra otra persona, jamás cuando ha de nacer por ellos mismos. No son capaces de emitir opiniones pero sí juicios.

          Osea que así va el tema. La gente no quiere ser inteligente, no quieres esforzarse por un sistema mejor, por un paradigma más consciente, por una realidad que controlen más. Lo único que quieren es que otros no digan animaladas mientras ellos no hacen nada.