jueves, 3 de mayo de 2012

Análisis y seguridad

          Cuando se trata de temas subjetivos y a la vez profundos, lo mejor es tratar de sistematizar nuestras conductas en pro de buscar respuestas. La seguridad, la confianza en uno mismo, se ve como algo intrínseco a algún tipo de personas, con unas determinadas características, y nunca como algo de lo que disfruten la mayoría de seres humanos. ¿Por qué?

          Nadie tiene unas certezas mayores en su vida, y mucho menos unas respuestas que le permitan descargar todo el peso de la responsabilidad en algo externo. Todos estamos condenados a desarrollarnos como personas sin saber como hacerlo, y sin tener más ayuda que nuestra familia. Así pues, es normal esa sensación de inquietud frente a la vida misma, que nos haga plantearnos la veracidad de nuestros veredictos, y de si valdrá la pena sacrificarnos, sentirnos negativamente, por conseguir algo más. Todos estos problemas y muchos más van atados a la firmeza que una persona pueda ostentar. La pregunta es, ¿qué puede haber en común entre este tipo de personas, capaces de gozar de una vida sobria? ¿Qué les permite defender sus posturas con esa seguridad más propia de una idea que de un ser vivo?

          Todos poseemos un cerebro, una herramienta pulida a través de la evolución animal, capaz de procesar información a unos niveles todavía no entendidos del todo. Lo que sí sabemos es la cantidad de procesos y realidades que es capaz de llevar a cabo esta maravillosa máquina de ingeniería al mismo tiempo. Dado que con ella podemos procesar la realidad, extraer conclusiones y aprender de ella, considero que aquí se halla el quid de la cuestión: en el análisis.

          La seguridad en uno mismo es algo intangible, es algo subjetivo, no es real. Tiene que ver con el sentimiento, con una emoción o instinto que nace de nosotros a la hora de relacionarnos con el otro. Evidentemente, quien se encuentre en una situación de desconocimiento, quien no tenga la capacidad de modelizar las conductas de los demás e intuir cómo podrían actuar(por lo menos reducir el número de posibles respuestas), quien no pueda gozar de todas esas capacidades de síntesis humana, es normal que se sienta perdido, amenazado por unos animales que presentan las mismas capacidades y voluntades que uno mismo: vemos un depredador, tan fuerte e ingenioso como nosotros, y no podemos predecir sus movimientos. Somos una presa fácil en ese instante.

          Sin embargo reside en nosotros la capacidad de desarrollarnos en congruencia a otros seres humanos, tratando siempre de entenderles, de conocer sus por qué, y sobre todo, de intentar ahondar en ellos, tratando siempre de llegar a lo más primordial e importante para una persona. Entonces, dejaremos de ver al resto como extraños. Esa sensación de miedo o inseguridad dejará de tener sentido, pues conocerás a tus congéneres, sus actitudes y reacciones, y no tendrás nada que temer, pues ya conocerás el terreno y a sus individuos.

          Nadie se siente seguro porque sí, todos tienen sus razones. Hay quien se cree mejor, hay quien piensa que no le pueden dañar, hay quien le da igual que le dañen... Pero al final todo reside en una concepción de la realidad, en una forma de procesarla, y jamás de algo innato o independiente de la persona: uno crea su propia seguridad, crea sus propios sistemas para poder vivir en paz.

          Hay que luchar contra todo aquello que nos cohibe, nunca me cansaré de decirlo. Cuanto más fuertes seamos, cuanto menos miedo tengamos, más podremos aportar a este mundo, a nuestra gente, y más podremos vivir a gusto con nosotros mismos; y lo que otras veces es mucho más difícil: con el resto. Mientras no podamos sentirnos liberados del mal que pueden causarnos otras personas, mientras no las entendamos y sepamos el porque tanto de lo bueno como de lo malo, no podremos sentirnos a gusto y tranquilos en las situaciones sociales. Y sin la sociabilidad, el individuo no es nada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario