domingo, 29 de abril de 2012

La pequeña aristocracia

           Antes de comenzar me gustaría aclarar que durante todo el texto defenderé una postura dirigida a los pequeños grupos de personas o comunidades. Con ésto me refiero a un grupo de amigos, una familia, un grupo de trabajo, una finca con sus correspondientes vecinos... Desde luego la aristocracia a un nivel social es muy difícil de esclarecer, ya que siempre estará el sesgo de quien elige qué es la aristocracia. Por otro lado, en grupos pequeños, quizá no lleve más de una tarde aclarar que significa, para ese grupo, aristocracia. Una vez aclarado esto, y evidenciando que no voy a defender ningún régimen fascista, que sé cómo os gusta buscarme las cosquillas(y cómo yo lo disfruto), comienzo.

          La grandeza de espíritu parece haberse perdido a causa del materialismo imperante en nuestro días. Teniendo al alcance de nuestra mano bienes y servicios que nos facilitan la vida, y habiendo escapado de los regímenes tribales, parece haber perdido valor la postura del hombre que protege y se sacrifica por el grupo, que lucha contra las adversidades de todos aunque sea muy a su pesar. Esa voluntad de sacrificio ha sido vetada, y sustituida por un egoísmo simplón y banal, con ciertos toques de humildad enfermiza.

          El egoísmo no sería un problema en si, dado que es algo natural en el ser humano. Lo negativo es la despreocupación por la vida en comunidad. ¿Por qué abandonar esta posición alfa que tanto puede beneficiarnos a nosotros y al resto? ¿Por qué no ocupar un puesto dominante en nuestras relaciones, cuidar nuestro entorno y de las personas que queremos? La gente ha relacionado directamente las posturas poderosas con la gente despreciable. Por lo general, a la gente no le gusta sentirse cerca de alguien con más poder o autoridad, sobre un grupo o sobre uno mismo, y prefieren relacionarse con gente más ignorante de cómo funcionan las cosas o despreocupado de las personas en si mismas.

          Pero más allá de lo que pueda sentir la gente hacia estas personas, pues siempre se ha sabido que la envidia destruye las relaciones, me pregunto por qué la gente, individualmente, no desea obtener este tipo de posturas más cercanas al papel de jefe de tribu que de consumidor del McDonalds.

          ¿Será una cuestión de responsabilidad? ¿De miedo a la responsabilidad? Ostentar una figura importante, tener la obligación de cuidar del resto, conlleva tener que entender a tu gente y trabajar con ella. No siempre saldrá bien, serás tú quien tenga que cargar con las culpas. Quizá tú sólo tratabas de buscar un bien mayor, pero eso no sabrá verlo siempre todo el mundo, y se achacarán los problemas causados a tu persona, no a la situación o la casualidad. "Un gran poder conlleva una gran responsabilidad", y pocos poderes habrán más grandes que la seguridad y la firmeza del carácter, y la idea de tener que ayudar al resto de la gente con ello.

          También está el problema de que es algo muy mal pagado, y no estamos hablando económicamente. Quien no tenga esa misma fuerza de voluntad que tú, y aunque lo que digas y hagas les parezca bien, siempre se criticará tu postura digna e inquebrantable. Duele mucho ver a alguien dando ideas a un grupo, dirigiendo la situación, cuando el observador es una persona que no puede dirigirse si quiera a si mismo. Así pues mucha gente no aceptará estas posturas más potentes, y siempre abogarán por personas más humildes y menos altivas. Este tipo de personas son fundamentales, pues sólo se puede mejorar a través de la crítica que nos obliga a ser mejores. Por otro lado, si la crítica se convierte en algo personal, olvidando de nuevo la necesidad de un bien mayor por el grupo, estará olvidando que sólo se perjudica a si mismo y al resto.

          Todos somos conscientes de que existen estos tipos de líderes en nuestras pequeñas comunidades. Personas con una carisma o fuerza especial que anima a todo el grupo a hacer cosas mejores y cuida de ellos. Ahora bien, no está muy claro que les parezca correcto. Se disfruta de la existencia de estos individuos, pues trabajan por la cohesión y bienestar de las personas, pero desde un punto de vista teórico, la gente no lo acepta, y le parece una injusticia, ya que no todo el mundo puede gozar de esas cualidades necesarias. ¿Por qué? Todos podemos leer, estudiar, conocer, volvernos personas más firmes, humanas y convincentes, todos podemos convertirnos en alfa. Sin embargo, esto conlleva un esfuerzo, por tanto un sacrificio, y como ya hemos dicho al principio, la capacidad de sacrificio de nuestra sociedad actual es nula.

          Hemos de abogar por estar rodeados de gente fuerte, o al menos de gente que nos aporte felicidad y cosas buenas a nuestra vida. No podemos aceptar a parásitos sociales en nuestros grupos, que se nutran de nuestras ideas y experiencias, y después no quieran trabajar en si mismos para poder enseñarte algo a ti después. Nadie es "líder" en todo momento, pero si estamos esforzándonos en mejorar, en gozar de una grandeza de espíritu, sí seremos los mejores en un determinado momento, y entonces se será ese director, ese jefe preocupado por la supervivencia del grupo y el bienestar de sus integrantes.

          Parece que esté mal considerarse alguien que puede hacerle un bien a los demás. Parece que esté mal explicarle a alguien que debería hacer si quiere sacar más provecho de su vida. A la gente le molesta alguien con esta soberbia, aun cuando sólo da consejos y no órdenes. Les preocupa más ese sentimiento infantil que el provecho que podrían sacar de analizar las posturas que se les presentan. Prefieren obrar de sentimiento, y perder oportunidades, que aceptar la superioridad del otro y aprender de ello.

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