lunes, 14 de noviembre de 2011

La motivación del deseo

          Lo que nace de dentro nuestro es lo verdaderamente peligroso. Somos incapaces de tener control sobre nuestro inconsciente, sobre nuestros deseos, ya que por propia definición pertenecen a un sistema que subyace a la consciencia: los instintos, lo animal, pertenece al cerebro reptil que se encuentra bajo la superdesarrollada corteza cerebral humana. Por lo tanto, cada vez que anhelamos algo debemos increparnos. ¿Por que deseamos lo que deseamos? ¿Hay razones para ello? ¿Podrías desear cualquier otra cosa? ¿Tiene que ver contigo lo que deseas o con el entorno? ¿Tiene que ver con algo, siquiera?

          "Podemos decidir hacer lo que queramos, pero no podemos decidir querer lo que queremos."

          Deben existir nociones y tendencias personales que nos hagan desear más unas cosas que otras. Estas existen mucho antes de que seamos conscientes de que nos gusta algo o no: cada nuevo deseo realmente está precedido de toda tu experiencia personal, tanto consciente como inconsciente. No es fácil empresa destilar los verdaderos factores personales del por qué.

          También creo en la importancia de la situación, del entorno, como único factor desencadenante de nuestros caprichos y decisiones. Las relaciones personales, lo que consumimos intelectualmente hablando, de lo que oímos hablar y hablamos... Todo eso nos forma, y tampoco se puede decir que, directamente, formen parte de nosotros. Por tanto es necesario la crítica tanto del yo como del entorno siempre que queramos encontrar la verdadera motivación del deseo.

          Parece que aquí uno peca de racional, pues necesitar entender la pasión para disfrutarla puede llegar a ser una gran traba. Pero no estamos hablando de como vivir una pasión (eso queda en el ámbito íntimo y personal de cada uno), sino de qué cosas hemos de permitir que se instalen en nosotros como deseos. Tratar de encontrar un sistema que nos permita desechar impulsos que estén en contra de nuestra persona consciente, o que vengan de partes de nuestra persona que no nos gustan. Todos tenemos influencias malas en nosotros mismos y en el exterior, y debemos saber de que fiarnos y de que no.

          Es difícil, y jamás intentaré negarlo, conocerse; y mucho más difícil conocerse bien. Nunca sabremos, hasta que haya pasado el tiempo, que cosas debíamos haber elegido, y será todavía más difícil decidir en que cosas nos equivocamos. Somos seres que tendemos a autojustificarnos, convencernos de que realmente deseamos lo que hemos elegido, aunque no sea así: es evidente que tenemos que luchar por nuestras elecciones, pero también tenemos que saber aceptar cuando un impulso en nosotros es negativo; para nosotros o para los demás.

          Considero que no hay nada más agradable que darte cuenta de que estás de acuerdo con tu pasado, y que si no todas las decisiones fueron buenas, por lo menos fueron de las mejores. Debemos pensar que el tiempo pasará, y nuestro yo del futuro juzgará nuestras acciones; y sin duda será el juicio más duro y nos afectará más que ningún otro. En esta vida hay que rendir cuentas, y si nosotros somos nuestro propio deudor, mejor que mejor. Estamos condenados a desear cosas, a tener esperanza en la vida y esperar algo de ella. Como no podemos escapar a tal cosa, lo mejor es esforzarse en que dichos deseos, en que el desarrollo de tu persona, de tus vivencias, siga el camino que tu conscientemente creas, y no el que los estímulos, tanto internos como externos, deciden por ti.

3 comentarios:

  1. Racionalizar una pasión impide disfrutarla.

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  2. Que zorra mas deskiziada.
    Letreros que se creen que la razon es negativa y que por eso hay que suprimirla.
    Marzo, has incurrido en un par de falacias en el ultimo parrafo, tal vez puedas reescribirlo sin ellas y te des cuenta de mas cosas.


    Joan.

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