sábado, 14 de julio de 2012

Nuestros detalles

          Todo lo que somos, nuestra educación, lenguaje, relaciones y sensaciones impresas en nosotros forman una realidad que subyace a la consciencia. No hablo, por tanto, de nuestra personalidad, aunque ésta también pueda ser desconocida para el individuo. Me refiero a toda la influencia que descargamos en el ambiente, y viceversa. Un libro, una idea, una frase, puede estar presente en todo aquello que tenga que ver con nosotros. Es muy difícil percibir esto, ya que son cosas que consideramos importantes para nosotros y no percibimos su verdadera presencia. Lo sorprendente es como nos sembramos en nuestro entorno, a todos los niveles.

          Nuestros padres son un claro ejemplo de ello. Nosotros sus hijos, en calidad de individuos, somos criados por ellos, en mayor o menor medida, de acuerdo a sus convicciones, creencias y manías. Por tanto cada cada decisión que él tomó, al igual que nosotros las tomamos y vivimos, están de algún modo impresas en ti, y algún día tu pasarás a ser ese transmisor.

          Cada acto tiene su importancia y siempre deja en ti algo imborrable. De hecho, no podría ser de otra manera. Son las cosas que han pasado, completamente definidas, en contra de las que pudiesen haber pasado y no han ocurrido. Todo aquello que difiere de las ideas que tenemos concebidas son lo que nos forma como personas. Lo que nos diferencia nos caracteriza como individuos. La realidad es todo lo contrario de la ideas perfectas que tenemos sobre ella. La perfección es un modelo, no lo sensible.

          El pasado está escrito y no podemos hacer nada respecto a ello. La inmutabilidad de lo ocurrido nos obliga a aceptar la realidad. El presente tan sólo es el instante donde el futuro pasa a ser pasado, y por lo tanto está definido en función de estos dos conceptos. Sólo tomando el control sobre nosotros mismos podremos escribir la historia que realmente deseamos. Hasta ciertos tipos de libertades pasan a un segundo plano, importando tan sólo nuestra capacidad para decidir en función de nuestros deseos.

          Ahora bien, entendiendo la importancia del presente en relación a todo lo que hemos querido, y sobre todo, a lo que querremos, no nos queda otra alternativa que saber valorar la importancia de todo cuanto nos rodea. Atentar contra el medio es hacerlo contra uno mismo. Cuando uno a alcanzado la felicidad consigo mismo la tarea se transforma casi en una labor social, pues necesitamos de individuos felices como nosotros para potenciarnos.

          Seremos padres, espero, en algún momento de nuestra vida, y nuestra será la responsabilidad de generar algo a partir de todo lo recibido hasta el momento. No cualquier combinación servirá para crear a alguien válido. No todas las personas son válidas en función de las ideas de uno. No nos sentiremos orgullosos de cualquier cosa. Y esa tarea no empezará ni mucho menos cuando te plantees tener hijos. Esta tarea lleva perpetuándose desde mucho antes de que nadie pensase sobre ella. ¿Cómo no iba a ser así cuando la vida está completamente ligada al fenómeno de la herencia? ¿Acaso no es el código genético su metáfora más pura? ¿No es sino la representación de su importancia?

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