domingo, 2 de octubre de 2011

Hablando a la mediocridad

          El nivel de la gente a la hora de razonar, discernir o discutir, es muy poco elevado. Cuando tratas de establecer con ellos algún tipo de relación intelectual, o tratas de hablar de algo diferente, extraño, nunca acaban de entender el por qué de la conversación. Como perdidos en un bosque de conceptos que no quieren entender, tratan de llevar siempre las conversaciones a su parcela, olvidando el carácter objetivo de la observación y el análisis. Todos sus problemas se verán reflejados en sus argumentos. Y cuidado con darle a entender que su juicio esta nublado por terceras causas, pues seguro que saltarán chispas.

          Esto, sin embargo, será de lo mejor que nos podremos encontrar cuando hablemos con alguien mediocre, ya que otra opción muy de moda entre ellos es negar la utilidad de dichos conocimientos, conversaciones, especulaciones y divagaciones en general. Ellos lo único que quieren es conversación insustancial, contra la cual no tengo nada. Incluso la considero necesaria para el buen desarrollo de la persona, pero lo que es irritante es que traten de convertir las conversaciones que no son así en banalidades, como para intentar demostrar que no tiene ningún sentido el saber y que lo único importante son las tonterías.

          Si quieres conseguir que presten un mínimo de atención, tendrás que maquillarlo todo con bonitos conceptos, o medias verdades, para que puedan ver un fín directo en el conocimiento, siendo siempre incapaces de encontrar la belleza y finalidad en el concepto. Tiene que ser más una narración que una explicación. Con esto se hace, evidentemente, mas difícil la transmisión de ideas.

          ¡Pero todavía tenemos un comportamiento más deplorable que todos los anteriores! En los anteriores, el sujeto, al menos, ha tratado de seguir la conversación, aunque sea siempre cayendo en los mismos errores. Por lo menos, dentro de su paradigma, se ha esforzado.

          Existe otra calaña, mucho peor que las dos anteriores, que no es otra que la gentuza "Eh, no me ralles", con todas sus variantes y formas, donde puedes añadir palabras como tio, nano o loco.

          ¿Que querrá expresar con ello tal submundo? Aceptar que no está a la altura de la conversación: no puede esforzarse en pensar. Lo único que admite es no querer saber nada de eso. La admisión de la ignorancia. La ignorancia como parte intrínseca de ellos.

          Darse cuenta de todo esto es mucho más gracioso cuando después, dices una tontería, una gilipollez, un troll, y la gente salta como verdaderos caballeros, luchando a capa y espada por la verdad, la justicia y el bien. Recalcan la estupidez de tu afirmación y lo anormal que tienes que ser para decir algo así. Sólo opinan, o juzgan, cuando lo pueden hacer contra otra persona, jamás cuando ha de nacer por ellos mismos. No son capaces de emitir opiniones pero sí juicios.

          Osea que así va el tema. La gente no quiere ser inteligente, no quieres esforzarse por un sistema mejor, por un paradigma más consciente, por una realidad que controlen más. Lo único que quieren es que otros no digan animaladas mientras ellos no hacen nada.

3 comentarios:

  1. Ibra: Me gusta tu estilo pequeño padawan!!!! Eres un verdadero matemático a la antigua, filósofo-matemático, vamos como debe ser para poder dejar la mente suficientemente abstracta para un mejor entendimiento.

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  2. Es muy interesante leerte :)
    Me gustan tus ideas, a ver si algún día nos vemos por el barrio y intercambiamos ideas.

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  3. trooll is a aart (in norweiwian (o como se escriba))

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