domingo, 2 de diciembre de 2012

El Fénix del tiempo


          En la vida se pierde: inocencia, juventud, fuerza... Nunca sabemos a partir de qué momento las cosas sólo irán a peor. Todavía soy joven, el mundo para mi es un diamante en bruto. Un día éso dejará de ser así. Llegará, y serán otros quienes tengan las oportunidades del mundo frente a ellos esperándoles, deseándoles.

          Subido en este tren pasan imágenes de compañeros, amistades, lecciones y relaciones. Siento quedan atrás. No han sido en vano, pues siguen en mi, son mi forma. Tampoco son presentes, jamás volverán a ser palpables. Cada recuerdo irrecuperable es un tesoro que sólo el olvido podrá arrebatarme. La imposibilidad de recuperar lo perdido, sin embargo, ancla a esta especie de "imposibles".

          Las nuevas situaciones se suceden. No hay día en el cual la belleza no nos grite, reclame, nos busque para incitarnos a vivir aventuras. Lo viejo se refleja en nuestra nueva vida y evoca lo perdido. Unas veces es dulce, otras nos hiere demasiado, nos vuelve incapaces de abrazar lo presente. Un sesgo imbatible y consciente, preocupaciones y anhelos que nos vuelven estáticos, soñadores de un yo antiguo.

          Hay demasiado ahí fuera, demasiado por explotar y vivir como para considerar que ya se encontró lo que nos define como persona. En cada individuo, lugar o afición se puede destilar algo más puro de nosotros mismos, refinar nuestro producto. Jamás se habrá vivido demasiado para aprender, para evolucionar. El pasado sólo debe servir de recordatorio, no de guía.

          Somos mejores a cada momento si hemos sabido dirigir correctamente nuestra vida, si la nobleza ganó la partida a la mezquindad. Antaño algo pudo parecernos lejano a nuestra esencia, pero quizá llegamos ya a la llanura donde convertirnos en algo nuevo. Como el Fénix, que renace de sus cenizas joven, brillante, puro, nosotros reduciremos nuestro pasado a gasolina, combustible de una nueva vida, de un nuevo yo, de una más digna aspiración. Desplegaremos nuestras alas, levantando la cabeza por encima de todo aquello que vivimos, con la mirada fija en el nuevo horizonte a conquistar.

2 comentarios:

  1. la aristocracia como élite intelectual, cuya perdición fue historicamente anclarse al pasado.
    Inspiradora

    PD: de fénix va la cosa
    http://cadamomentoesunaagonia.blogspot.com.es/2012/09/historias-de-alendai.html

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  2. Cómo me ha encantado esta entrada, y la comento aunque sea antigua. Esa capacidad de transmitir que aunque el tiempo pase, siempre puede existir un camino y un propósito en nuestra vida... además, la comparación con el fenix le da el toque final. Un trabajo genial :)

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